Nuestra visita empieza tras dejar a tras el barrio de Sor sobre el continente, y accediendo a la isla por el único enlace, el Puente de Faidherbe. Obra metálica de 507 m de longitud y de 10’50 m de ancho, y por 7 tramos en arco cuya finalidad es pivotar alrededor de un eje fijo con el fin de dejar pasar los barcos. La calzada central es bordeada por dos aceras peatonales. El Puente de Faidherbe fue inaugurado el 19 de octubre de 1897.
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Saint-Louis |
Cuando se atraviesa el Puente Faidherbe, descubrimos un tesoro de infraestructuras y de edificios, testigos de la historia gloriosa de la vieja ciudad. La ciudad conserva muchas casas típicas de la época colonial: con su fachada de cal, su doble tejado en barro, sus balcones de madera y sus barandales en hierro forjado. El patrimonio arquitectónico y cultural es de tal grandeza que Saint-Louis fue nombrada en el año 2000 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su pasado, único, le da fama internacional, es la ciudad más antigua construida por los franceses en el África Occidental.
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Puente Faiderbhe |
Entre los sitios y monumentos para ver, podemos citar el Palacio del Gobernador, una fortaleza construida en el siglo XVIII en frente de la Plaza Faidherbe, con el nombre del célebre gobernador colonial cuya estatua se erige en el centro. Hacia el norte y el sur de este lugar, encontramos casas que datan del período colonial, con balcones de hierro forjado y barandas, muchas de ellas están casi intactas. En el extremo sur de la isla, el museo presenta algunas interesantes fotografías de la ciudad vieja y exposiciones del norte de Senegal. También podrán ver la grúa a vapor de 20 toneladas. Testimonio de la intensidad del comercio fluvial de la época. No nos podemos olvidar de la Gran Mezquita, de estilo marroquí, fue edificada por la administración colonial para albergar a una comunidad musulmana creciente. El campanario alojado en su alminar izquierdo es todo un enigma. El Palacio de Justicia construido en 1841 donde la escalera monumental y el pórtico de hierro forjado no dejan indiferente al visitante. La Casa militar con una arquitectura tan bien conservada. Una vez haya disfrutado de la visita de la isla, usted puede atravesar el puente Serviatus con destino a la Lengua de Barbarie, otro paraíso natural.
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